El pasado 8 de marzo se celebró el Dia internacional de la mujer. Parece que celebrar este día se ha convertido en un convencionalismo, sin embargo el hacerlo, así al menos lo veo yo, contribuye a que discurra el camino hacia la equidad en la buena dirección. Durante unos días, se comparten de manera global e intensiva, gran cantidad de espacios de reflexión sobre objetivos, estrategias y resultados obtenidos año a año comunicándolos y visibilizándolos a la sociedad, algo de lo que estoy convencida que de una manera u otra se absorbe, actuando de catalizador educativo. Estaréis conmigo en que, al menos en esto, existe un consenso social: la educación es la mejor herramienta para el progreso humano, en todos los ámbitos.
He escrito mucho, participado en eventos y opinado sobre la necesidad de impulsar la igualdad y equidad de género en las organizaciones empresariales. Soy integrante activa de #RedEWI y #MujeresEspabrok, iniciativas sectoriales del mundo asegurador que trabajan por conseguir esa igualdad profesional tan deseada. Me he encontrado también muchas veces con el síndrome del folio en blanco. Creo que la razón es que a menudo me da la impresión de que mucho de lo que que pienso y opino es reiterativo, que ya he dicho lo que tenía que decir al respecto. Por ello, tengo que hacer un ejercicio de autoconvencimiento recordando cuales son mis propósitos en este sentido. Hacerlo me ayuda a avanzar. Saber que estamos en una carrera de fondo, en donde la estrategia y la persistencia son clave.
Como los datos, bien tratados suelen reflejar la realidad objetiva, sin interpretaciones, suelo consultar el informe Woman in Business que Grant Thornton publica todos los años. Lo considero un referente en estudios sobre la igualdad en posiciones directivas y me parece un valioso termómetro. Me ayuda a contrastar lo que podemos estar intuyendo que pasa a nuestro alrededor o a vislumbrar la tendencia.
En el informe de este año remarcaría sobre todo los siguientes datos y lo que significan:
Del informe se desprenden valiosas conclusiones.
La importancia de encargar la dirección y la responsabilidad en materia de igualdad a un alto directivo (hombre/mujer) y a una directiva.
Todos los objetivos estratégicos para tener éxito en una organización deben de platearse desde la alta dirección y estoy totalmente de acuerdo que en materia de igualdad de genero es necesario contar con la sensibilidad y conocimiento en primera persona de una directiva senior. Y si, además, este tándem abarca ambos géneros, traslada un mensaje potente para el resto de la organización.
La estrategia definida debe ser independiente y revisarla para asegurarse que incluye los elementos adecuados para aumentar el porcentaje de directivas.
Coincido en que es fundamental que la estrategia sea clara y adaptada a cada una de las organizaciones. La adaptación debe ser continua para adecuarla a las sensibilidades y circunstancias de cada cultura empresarial. No puede ser solo un seguidismo de lo que la ley plantea.
Replantearse las decisiones adoptadas en relación con la política de trabajo presencial.
Parece ser que la pandemia ha sido de ayuda en el avance perseguido y la vuelta a las oficinas lo ha penalizado. Sin duda, la flexibilidad ayuda a la conciliación familiar y profesional.
Reflejadas las principales conclusiones del informe, querría aportar lo que me provoca personalmente la situación actual y lo que me preocupa de las sensaciones que percibo.
¿En qué situación estamos?
La actualidad, desde el lado positivo y con ello me refiero a haber alcanzado en España, por ejemplo, el 40% de mujeres directivas en el 2024, es fruto de una reivindicación histórica por parte de las mujeres que no ha sido fácil. Sobre todo en los primeros momentos, ni fácil ni corta. Muchos de los derechos que disfrutamos en estos momentos de forma natural son gracias a grandes mujeres que. teniéndolo todo en contra. han dado la cara y reivindicado lo que equitativamente nos corresponde. Esto no lo debemos olvidar nunca. Sin embargo, en el punto en el que estamos, creo que el objetivo lo debemos alcanzar ampliando el esfuerzo en el plano educativo y con el compromiso sin fisuras de los hombres.
Nuestra sociedad es mucho mejor y más eficiente cuando nos complementamos. Nuestras empresas son más rentables cuando se incorpora todo el talento posible en las organizaciones, el masculino y el femenino. Por lo tanto, no podemos dejar ninguno atrás. Tampoco el masculino por exceso de discriminación positiva de las mujeres. Esto también debemos de estar dispuestas a revisarlo. Y espero que se me esté entendiendo lo que quiero decir, porque nada más lejos de mi intención es decir que debemos de acabar con el apoyo a las mujeres ni al objetivo de alcanzar porcentajes más equitativos dentro de las empresas o en su papel en la sociedad. Lo ideal sería que estas circunstancias no se politizasen, algo que al menos en España nos ha hecho mucho daño en los últimos tiempos.
Uno de los datos que más me ha impactado del estudio es el descenso tan importante del porcentaje de consejeras delegadas que se ha producido a nivel global, del 28% al 19%. Era consciente de ciertos casos que se han trasladado a la prensa de mujeres lideres que han abandonado su carrera profesional alegando motivos personales. El comprobar que los datos lo reflejan de una manera tan significativa no es muy buena noticia. Muchas de ellas han aclarado sin ningún reparo, que han sentido que ciertas barreras culturales no desaparecían por el hecho de llegar a la cima. Cómo, por ejemplo, el caso de Dame Inga Beale, exdirectora ejecutiva de Lloyd’s de Londres cuando declaró a la prensa que “No sentí particularmente que cuando era directora ejecutiva me exigieran un estándar diferente, pero a veces si hubo críticas que decían que necesitaba comportarme más como un hombre”; “cuando llegas a ser director ejecutivo, si tienes un estilo diferente que los demás no necesariamente te entienden o aprecian bien, es posible que esperen que te comportes de una manera que se considere más tradicional” Muchas mujeres que han llegado a la cima han abandonado porque su proyecto vital no coincide con lo que se espera de ellas y simplemente no les compensa.
Lo anterior lo relaciono directamente con una de las causas que, desde mi punto de vista, está originando que los porcentajes conseguidos no sean tan consistentes como desearíamos. Sin ninguna duda, seguimos siendo socialmente las mujeres las cuidadoras por excelencia. Se sigue considerando que las tareas de cuidado de los niños y de nuestros mayores son mayoritariamente responsabilidad de la mujer. Es algo que está tan arraigado que no se cuestiona en términos económicos, sino en las expectativas de quién se percibe más adecuado. La cuestión es preguntarnos ¿qué no estamos haciendo bien en la educación y en la organización de la sociedad para que esa expectativa haya variado tan poco? ¿qué políticas se deben implantar para que se produzca un cambio real en este sentido? Conciliación familiar y corresponsabilidad, es un concepto muy amplio que daría para otro post, pero desde mi punto de vista es el eje central.
Hay infinidad de causas que provocan los techos de cristal, los techos de cemento, etc. para llegar a la equidad total, os dejo enlace aquí a otro artículo que he escrito al respecto. Hemos avanzado a ritmo lento, pero lo hemos hecho. España es líder, en la actualidad, a nivel global en posiciones de mujeres directivas. Es claramente un dato positivo y del que debemos estar orgullosas. Sin embargo, sigue habiendo muchas fotos de las que no podemos sentirnos orgullosos. No hay formulas mágicas, pero los resultados positivos son fruto en todos los ámbitos de tener un objetivo claro, adoptar medidas alcanzables y revisables, constancia y trabajo en equipo. La teoría la sabemos, y en la práctica ya se han visto resultados, por lo tanto, ¿qué nos queda?, simplemente seguir con mucha constancia, adaptación a las circunstancias (ej. cuotas si o no, hasta cuándo, cuanto y como; teletrabajo si o no, más o menos, etc.). El trabajo en equipo, de hombres y mujeres convencidos en que la equidad de género nos mejora indiscutiblemente como sociedad es la clave. No bajemos la guardia.
María Ameijeiras