Los seguros se contratan para cubrir riesgos. Aunque todos esperamos que no ocurran, en ocasiones esos riesgos se hacen realidad. Estamos ante lo que en el argot del seguro se llama un siniestro.
Entendemos por siniestro un acontecimiento adverso que ocasiona un perjuicio al cliente que ha contratado una póliza de seguros. Puede tratarse de un accidente de automóvil (el ejemplo más recurrente), pero también de una inundación en el hogar, una enfermedad, un robo, el hackeo de los ordenadores de una empresa, un accidente laboral o, por desgracia, un fallecimiento, entre otros muchos ejemplos. Es decir, el perjuicio puede ser económico, laboral, físico (si existen lesiones), jurídico, patrimonial y otros muchos como daños al honor o la reputación personal o empresarial, pérdida de datos, merma en los beneficios de la empresa…
En muchas ocasiones los perjuicios derivados de un siniestro pueden ser una combinación de varios de los mencionados.
¿Cómo gestionamos un siniestro en nuestra correduría?
En AyF contamos con un departamento específico de especialistas en la gestión de siniestros. El proceso se pone en marcha en el momento en el que el cliente nos informa de que se ha producido un siniestro, lo que le llamamos dar parte del siniestro. A partir de ahí nuestro departamento se pone a trabajar, siguiendo un protocolo de actuación según la clase de siniestro que sea, existen diferentes protocolos, para autos, diversos, responsabilidad civil, salud, etc, algunos de ellos incluso pactados con las aseguradoras, según el conocimiento que hemos acumulado a lo largo de nuestra dilatada historia, para que todo fluya lo mejor posible y pensado siempre en acompañar y asesorar al cliente en todo el proceso, con el objetivo de que obtenga así el resarcimiento justo y al que tiene derecho, según su contrato de seguro.
- En primer lugar, escuchamos con detenimiento al cliente para que nos indique con claridad su versión de los hechos. Este momento es muy importante porque cuanto más detallada y clara se haga la declaración del siniestro más fácil será la resolución de este.
- A continuación, revisamos la póliza del cliente y sus coberturas para analizar sobre cuáles de ellas puede efectuarse una reclamación.
- Hablamos con el cliente para que proporcione cuantas pruebas obren en su poder sobre los perjuicios producidos. Si han intervenido fuerzas del orden, solicitamos el atestado correspondiente, si tiene que proceder a poner una denuncia en la policía, etc. Aconsejamos al cliente sobre el tipo de documentos probatorios que debe aportar (facturas, partes de ingreso y de alta, bajas laborales, justificación de pérdidas, etc.)
- Comunicamos a la compañía aseguradora el siniestro, le hacemos llegar toda la documentación probatoria aportada por el cliente y solicitamos la peritación (si procede) y la máxima compensación o reparación que corresponda según las coberturas.
- En caso de que la aseguradora esté de acuerdo, comunicamos el resultado al cliente y le ayudamos en los trámites necesarios para obtener la reparación del daño y/o la indemnización que le corresponda a la mayor brevedad posible y siempre velando porque se respeten los plazos máximos marcados por la Ley del Contrato de Seguro.
- En el caso de la existencia de un rehúse, porque la aseguradora considera que no tiene cobertura el siniestro, exigimos de la misma que en el escrito de rehusé se argumente y fundamente conforme a qué parte del contrato existente y en base a qué cléusulas del contrato se rehúsa.
- Si después de la respuesta de la aseguradora consideramos que esta no tiene razón, trasladamos el expediente a nuestra asesoría jurídica, siempre de forma gratuita para nuestro cliente, para que analice las posibilidades de que prospere una reclamación informando a éste de las distintas opciones que tiene y aconsejándole sobre cómo proceder para hacer valer sus derechos.
- En la mayoría de los casos, conseguimos negociar un acuerdo extrajudicial ventajoso para el cliente.
¿Qué ventajas tiene que una correduría tramite un siniestro?
En primer lugar, somos independientes y no estamos “casados” con ninguna compañía aseguradora. Nuestro interés es siempre el del cliente.
Contamos con especialistas muy experimentados en la gestión de siniestros y en la negociación con las aseguradoras. Conocemos su lenguaje y sabemos cómo algunas veces las aseguradoras suelen intentar llegar a acuerdos que minimicen el importe del siniestro.
Nosotros no pagamos indemnizaciones. Por tanto, no existe interés económico por nuestra parte en reducir la indemnización. Damos la cara con el cliente y negociamos con quien haga falta para conseguir el objetivo de que nuestro cliente se vea compensado por el daño producido como corresponde.
Prestamos atención a los detalles. Por ejemplo, en caso de lesiones es habitual que el cliente no tenga en cuenta los gastos de farmacia, o que se conforme, por desconocimiento, con importes inferiores por día de baja a los que podría llegar a reclamar si la baja es laboral.
Revisamos que las depreciaciones sobre el valor de los bienes sean ajustadas y conforme a la forma de aseguramiento pactada en póliza o que cuando se alega una exclusión de cobertura el perjuicio ocasionado no pueda ser cubierto por otra garantía existente en el contrato. Estos son algunos ejemplos del trabajo que hacemos, pero podríamos poner muchos más.
A lo largo de décadas de experiencia hemos tramitado siniestros de todo tipo y en prácticamente todos los ramos del seguro, tanto para particulares como para empresas. Hemos visto prácticamente de todo. Ponemos toda esa experiencia al servicio de nuestros clientes.
En definitiva, las corredurías de seguros especializadas como AyF no nos limitamos a distribuir seguros y realizar meros trámites administrativos para gestionar un siniestro. Nos ponemos del lado del cliente, que es nuestra razón de ser como profesionales, poniendo a su disposición todos nuestros recursos para que el daño recibido quede justamente resarcido.