El último trimestre del año es en el que más empresas suelen renovar sus programas de seguros. Es habitual que haya diferencias entre el comportamiento de las compañías medianas/grandes y el de las pymes/autónomos: Las primeras están acostumbradas a renegociar precios y coberturas anualmente. Es más raro en las pequeñas empresas, que en muchos casos simplemente dejan que sus pólizas de seguro se renueven automáticamente.
Esto supone un error, ya que las necesidades de la empresa (y por tanto sus riesgos) pueden haber cambiado durante el ejercicio: Cambios en el número de trabajadores, cambios en la cifra de negocio, entrada en nuevas áreas de actividad… Todo ello, implica que quizá las coberturas que se contrataron originalmente y/o los capitales asegurados no sean ya suficientes para cubrir los riesgos actuales. La no actualización y adaptación de las pólizas a la realidad de la empresa es el principal problema de las pymes cuando tienen un siniestro. No hay que pensar “tengo un seguro y se hará cargo de todo” porque no es así. La compañía aseguradora se hará cargo estrictamente de aquello que esté declarado y aceptado en las condiciones contractuales del seguro y con las cuantías de indemnización que estén reflejadas en ellas. Todo lo que no esté en ese contrato queda fuera de la cobertura del seguro. Y si el seguro no se ha actualizado, pueden ser muchas las cosas que se queden fuera.
¿Qué debo hacer cuando toque renovar los seguros de mi empresa?
- a) Analiza si las circunstancias de tu negocio han cambiado en el último año, en qué han cambiado y si esas novedades están incluidas en las coberturas del seguro del que se trate (muy probablemente, tu empresa tendrá contratado más de un seguro). Esto no es tan simple como parece, puesto que hay cambios evidentes (nueva maquinaria, cambios en el personal, entrada en otros mercados, etc.) pero hay otros que no lo son tanto. Por ejemplo, si tienes una flota de vehículos en propiedad, es posible que tengan antigüedades distintas. ¿Hasta dónde te compensa tenerlos asegurados a todo riesgo o cuáles habría que cambiar a una póliza de terceros ampliada ya que su valor de mercado no justifica el coste de un todo riesgo? Lo mismo sucede con otros elementos de tu empresa que estén ya amortizados, sean obsoletos, etc.
- b) Aprovecha para evaluar de nuevo tus riesgos. Primero porque se te pueden haber escapado cosas antes o haber surgido después de que hayas contratado por primera vez el seguro. ¿Están todas las actividades que tu empresa realiza cubiertas por los seguros que tienes contratados? ¿Cuáles son los riesgos que corres en cada uno de los distintos aspectos de tu negocio? ¿Están realizando tus trabajadores algún tipo de actividad, como trabajos en altura, andamiajes, manejo de elementos o maquinaria peligrosa, que no esté explícitamente incluido en las condiciones de tu seguro? ¿Los límites de indemnización son los adecuados al volumen de tu actividad?
- c) Analiza los riesgos emergentes y cómo te afectan. Prácticamente todas las empresas realizan cada vez más porcentaje de su actividad a través de sistemas online: desde la gestión de facturación al control de stocks, la gestión logística, control de ventas e incluso el diseño de nuevos productos y servicios. Todo esto (y más) utiliza herramientas conectadas a internet, por no hablar del teletrabajo, que todos los estudios dicen que, al menos en parte, ha venido para quedarse. ¿Están cubiertos tus ciberriesgos por una póliza específica? Además, hay más riesgos emergentes: todo lo relacionado con el cambio climático y sus consecuencias, el endurecimiento de la legislación ambiental, riesgos reputacionales, incremento de precios de la energía, cortes en la cadena de suministro… Muchas cosas frente a las que tu empresa debería estar protegida.
- d) Identifica oportunidades en el mercado asegurador. Los seguros también cambian de año en año, y no solamente sus precios. Las compañías aseguradoras lanzan nuevas modalidades de seguro con mejores coberturas o más adaptadas a lo que realmente necesitas. Incluso las propias compañías con las que ya trabajas pueden lanzar un seguro que te convenga más, sea por precio o por coberturas… y no avisarte de ello. Por tanto, hay que investigar, comparar y decidir qué es lo que más conviene a tu negocio cada año.
¿Demasiadas cosas para las que no tienes tiempo? Externalízalo con una correduría especializada en empresas.
Muchas grandes empresas cuentan con departamentos encargados de la gerencia de riesgos, que no sólo son quienes se relacionan con las aseguradoras, sino que realizan este trabajo de identificación de riesgos y gestión de estos de forma constante, de tal modo que la compañía puede decidir no entrar en un nuevo segmento del mercado si ve que no va a poder cubrir los riesgos derivados de ello (o le sale muy caro hacerlo).
En las pymes no es necesaria una evaluación tan constante, pero sí una revisión periódica. Ten en cuenta que un problema, un accidente, un imprevisto no cubierto por un seguro puede poner en riesgo la propia supervivencia de tu negocio. Para eso estamos las corredurías especialistas en seguros de empresa, para que dejes la gestión de tus seguros en manos de especialistas que conocemos muy bien el mercado, sabemos dónde y qué hay que evaluar en cada tipo de empresa y tenemos mucha experiencia no sólo en la contratación de seguros, sino también en la gestión de los siniestros.
La decisión última de renovar tus seguros actuales o buscar otras opciones, así como si necesitas hacer cambios en las coberturas o cambiar los tipos de seguro que tienes contratados, siempre será tuya. Pero contar con el asesoramiento y el acompañamiento de especialistas es un plus de tranquilidad para ti y tu negocio. ¿Te costará más? Puede que incluso te cueste menos de lo que pagas ahora, depende de cada caso. Lo que está claro es que tener las coberturas adecuadas en materia de seguros te permite trabajar con tranquilidad y eso no tiene precio.