1. Lo primero que debes hacer ante un accidente es garantizar tu seguridad y la del resto de conductores. Muchos accidentes graves se han producido como consecuencia de accidentes leves mal señalizados. Utiliza el chaleco reflectante y los triángulos de señalización para avisar a otros conductores. Recuerda que los triángulos deben estar colocados a distancia suficiente de la zona del accidente para permitir que otros vehículos puedan reaccionar (esto es especialmente importante si se trata de un accidente después de una curva o en un lugar poco visible). Comprueba que no hay heridos, incluso leves, en ninguno de los vehículos implicados. Si los hubiera, debes prestarles auxilio, pedir ayuda si es necesario y avisar al 112.
2. Rellena la declaración amistosa. Una vez realizadas estas comprobaciones y si no hay riesgo para la seguridad del tráfico, debes rellenar junto con la persona que conduce el otro vehículo la Declaración Amistosa de Accidente (DAA). Si no tienes ninguna, podéis rellenar ambos una declaración firmada en un papel en blanco.Rellenar la DAA es muy importante ya que se trata de una prueba fehaciente de la existencia del accidente y del reconocimiento de las circunstancias de este por los implicados, esto hace que los trámites posteriores del siniestro sean mucho más ágiles y eficaces.
3. A la hora de rellenar la DAA, lo más importante es que se firme por todos los implicados en el accidente. En cuanto a los datos, mientras más completa sea más fácil será determinar quiénes son los implicados (p. ej., nombre, dirección, matrícula, póliza etc.) y la culpabilidad del accidente (p. ej. marcar las casillas sobre las circunstancias, croquis, indicar los daños de los vehículos…). Si ha habido testigos del accidente, es importante recabar sus datos básicos (nombre, domicilio y teléfono); su testimonio puede ser primordial a la hora de demostrar cómo ha sucedido el siniestro.
4. Firmar una DAA no implica reconocer culpabilidad, pero es necesario revisar con cuidado lo que se indique en el apartado 12 (circunstancias del accidente), y lo que se reseñe en el croquis (apartado 14).”.
5. Si el conductor del otro vehículo no quiere firmar la DAA avisa inmediatamente a la Autoridad local o a la Guardia Civil de Tráfico. En ese caso serán ellos quienes verifiquen y atestigüen forma de ocurrencia y daños de los vehículos, elaborando el atestado pertinente. En este caso es muy recomendable, si es posible, no mover ninguno de los dos vehículos hasta que lleguen las autoridades y se hagan cargo.
6. Si el otro vehículo no tiene seguro, se reclamará al Consorcio de Compensación de Seguros, por lo que es importante igual recoger todos los datos del vehículo y propietario/conductor contrario, y, a ser posible, dar aviso a las autoridades para levantar el correspondiente atestado. El Consorcio de Compensación de Seguros atenderá siempre que se demuestre fehacientemente la existencia del accidente, otra de las razones de peso para insistir en la importancia de algún tipo de declaración firmada, prueba o atestado de las autoridades.
7. Saca fotos siempre que puedas. Procura que se vean bien los daños de ambos vehículos, sus matrículas, la situación de ambos tras el accidente y las señales de tráfico en la zona, algo especialmente importante en caso dudas sobre quién tenía prioridad de paso.
8. Avisa a la Policía o Guardia Civil de Tráfico siempre que existan lesionados, aunque sean leves.
9. Si hay heridos debes cubrir la casilla de lesionados en la DAA para que quede constancia de estos. Si es necesaria la presencia de una ambulancia, llama al 112 como comentamos y ellos se encargarán de avisar también a las autoridades. Es importante tener en cuenta que las lesiones por accidentes de tráfico no están cubiertas por la Seguridad Social, lo que implica que el centro hospitalario, sea público o privado, emitirá una factura de la que debe hacerse cargo la compañía aseguradora, por lo que se necesitará facilitar al centro, la información necesaria para que haga dicha reclamación.
10. Recuerda que la cobertura de daños del conductor en caso de que éste resulte culpable no es una cobertura obligatoria. Si tu coche sólo está asegurado a terceros y no has contratado la asistencia sanitaria del conductor (algo que habitualmente sí se cubre en las pólizas a terceros ampliadas) tendrás que hacerte cargo tú de los gastos de asistencia sanitaria si resultas lesionado y eres culpable del accidente. No sucede así con las personas que vayan contigo en el vehículo y puedan resultar heridas, ya que tienen la consideración de “terceros” y sí están cubiertas por el seguro obligatorio.
Un caso especial son los accidentes llamados ‘in itinere’. Se trata de los accidentes de tráfico en el camino de casa al trabajo o viceversa, que tienen la consideración de accidente laboral, en cuyo caso la asistencia sanitaria del conductor corre a cargo de la mutua de accidentes laborales de tu empresa. Si esta es la situación, hazlo constar tanto en la declaración de accidente como cuando acudas al hospital.
11. Si golpeas a un coche aparcado o te golpean a ti estando aparcado hay que distinguir dos casos:
a)Si el otro conductor está presente, debéis firmar ambos la DAA.
b)Si el otro conductor no está presente y eres tú quien golpea a un coche aparcado, debes dejar tus datos para que el otro conductor pueda ponerse en contacto contigo y, si es factible, firmar la DAA. Te recomendamos tomar fotos de los daños en ambos vehículos y, en cualquier caso, dar parte a tu aseguradora con la matrícula del coche al que has golpeado. Si es tu coche el que ha sido golpeado y no te han dejado ningún dato, conviene presentar denuncia ante la Policía o Guardia Civil e intentar buscar testigos en locales o viviendas próximas que puedan corroborar tu versión de los hechos.
En cualquier tipo de accidente en el que no haya reconocimiento de culpabilidad o si el vehículo contrario se da a la fuga, es importante que informes a las autoridades de los testigos oculares del mismo, ya que son un medio de prueba muy importante, sobre todo si el expediente termina en un trámite judicial.
12. Si has contratado tu seguro a través de una Correduría de Seguros, habla con ellos lo antes posible y presenta allí el parte de siniestro. Ellos te servirán de gran ayuda y se encargarán de los trámites con la compañía además de asesorarte en todo lo que necesites. En Corredurías como AyF tenemos un departamento especializado en la gestión de siniestros en dónde lo primero son tus intereses antes que los de las compañías.